Primero la sangría. Así me enseñaron que empezaba. Después unas palabras de introducción que pueden decir alguna pelotudez o no. Lo importante es romper el hielo. Se puede entrar de lleno intentando traer al lector de un tirón adentro del texto, o se lo puede tener dando vueltas preguntándose por unas oraciones que carajo le pasaba al escritor cuando escribió lo que estaba escribiendo y que ahora el lector esta leyendo.
Después de la intro se puede pasar a un párrafo nuevo si se cambia de tema o por otra razón más. Nunca entendí muy bien porque, pero de repente uno siente que tiene que poner un “enter”
nueva sangría y un párrafo nuevo. Es cómo que viene así desde adentro. Y siempre sentí que era correcto escuchar esas voces superiores. No como mandato o como voz de la cultura de la que es imposible safarse, sino como una estructura o convención social que aceptamos voluntariamente para relacionarnos con otro y que nos entiendan. Punto. Por ejemplo, al final de las oraciones ponemos un punto y no somos reee capos si sacamos todos los puntos, porque nadie nos va a entender. Entonces aceptamos poner un punto para que nos entiendan. No es la idea dar vueltas y vueltas y vueltas y vueltas sin parar dando cada vez mas vueltas sin nada que salga de ese círculo de dar vueltas y vueltas y dejar sin respiración al lector con ganas de largar el texto a la mierda medio mareados y pensando que el escritor es un pelotudo y que estaba muy al pedo y que le gustaba escribir la palabra vueltas y se quedaba dando vueltas con esa palabra. Vueltas. Definitivamente no es esa la idea; por lo menos este escritor no se propone en este texto demostrar ningún poder sobre el lector.
Otra cosa importante para un texto (nótese el cambio de párrafo con un nuevo tema, la conexión con el párrafo anterior “otra cosa importante”. Poco importa que en el párrafo anterior no se dijo nada importante y que probablemente en este tampoco. Probablemente en todo el texto no se diga nada de radical importancia, pero eso no importa. Lo que si es importante es tener en cuenta que estamos entre unos paréntesis en el medio de una oración. Yo no considero conveniente abusar de los paréntesis. Se pierde la continuidad, hasta es posible que el lector, una vez terminado el paréntesis, vuelva a leer donde empezó todo y luego siga con la oración. Para evitar eso se podría hacer un comentario muy corto y conciso entre los paréntesis) es el título. Se puede decidir antes de empezar, como guía y fundamento del escrito, o al final, como síntesis del mismo. O se puede simplemente poner en algún momento y por alguna razón. Incluso puede ser que no tenga ninguna conexión con el texto. Hoy en día todo esta permitido, pero como veníamos diciendo antes, si queremos establecer una conexión sana y cordial con el lector, sería conveniente establecer alguna relación entre el título y el texto.
Y creo que siempre es conveniente buscar la aprobación del lector, acompañarlo durante todo el texto, que el escrito sea un camino de a dos. No sea cosa de abandonarlo en medio de una oración así como
Esto me EN CAN TÓ…
Se insinúan influencias cortazarianas…